La interacción social como permanente representación: ¿actuamos todo el tiempo?
Erving Goffman plantea la interacción comunicativa en términos de actuación dramática, hace uso de la metáfora teatral y postula a las personas como actores. Podemos explorar algo de su teoría a través del libro “Mentira y confianza: una mirada desde la dramaturgia de Erving Goffman”, de Alejandro Cruz Atienza.
“Si hacemos una revisión honesta de la forma en la que actuamos cotidianamente, nos sorprendería la cantidad de momentos en los que mentimos: exageramos los hechos que narramos en una conversación para evitar ser aburridos, presentamos una actuación idealizada de las actividades que realizamos con el fin de afirmar nuestra capacidad y seriedad para llevarlas a cabo, mostramos tacto al opinar sobre los otros, maquillamos nuestras opiniones preocupados por no herir a las personas que consideramos cercanas, evitamos decir ciertas cosas con el fin de no poner en riesgo nuestro trabajo, decimos otras para evitar ser sancionados o bien para eludir una situación que no estamos dispuestos a sobrellevar. Esta serie de comportamientos, comunes a todo ser humano, nos permiten ver que la mentira forma parte de nuestro ser social y que, como otros recursos de la acción, es una herramienta con la que construimos nuestro sentido de realidad y a la realidad misma: todos mentimos y sabemos que nos mienten.”
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“Dicho análisis se desarrolla a partir de la propuesta teórica de Erving Goffman, cuyo eje principal se encuentra en la explicación de las estructuras interaccionales que dan orden a los encuentros cara a cara. Así, se lleva a cabo a una discusión teórica sobre la producción de mentiras en contextos situacionales, sobre los controles que limitan sus espacios de existencia, sobre las líneas de actuación en las que se presenta como una acción viable, y sobre la relación que guarda con la producción y reproducción de la confianza.”
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“Goffman buscó explicar el carácter público de los hombres en la vida cotidiana, sin detenerse en sus procesos psicológicos. Así mismo, su objetivo no se dirigió a entender las estructuras sociales ni el orden que encarnan, sino en comprender el esfuerzo que realizan los actores sociales para desempeñar sus interacciones en un mundo que les es significativo. Al adentrarse en el carácter público de nuestra persona, Goffman describió una sociedad en la que los individuos representan múltiples papeles: la sociedad se le abrió como un gran teatro en el que los hombres actúan, ensayan e improvisan sus acciones a partir de los escenarios en los que tienen lugar; como un mundo que es construido y soportado sobre los pequeños gestos que se manifiestan en nuestras interacciones cotidianas. De aquí que su modelo teórico lleve el nombre de dramaturgia.”
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“Para Goffman, el individuo que se encuentra en presencia física inmediata de otro, y que posee una apertura cognitiva y emocional hacia el proceso comunicativo, se preocupa por mantener la imagen que como actor social presenta hacia su interlocutor (…) toda interacción es una representación.”
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“Por representación debemos entender, en un primer momento, el efecto de realidad construido sobre la base socio-cultural en la que se ejecutan y definen las actuaciones particulares. Por esto mismo, la representación no es menos real que aquello que denominamos realidad bruta u objetiva, ya que aquella posee tanta objetividad como nuestras características físicas. Uno podría suponer que el sexo, la edad, la complexión o el grupo étnico al que uno pertenece son cualidades estructurales del individuo, es decir, que todos estos atributos son independientes de la sociedad; sin embargo, Goffman demuestra que si bien son cualidades físicas e inevitables, al formar parte de nuestro ser público son socializadas, y aquello que era parte de nuestra naturaleza, pasa a formar parte de nuestro personaje: uno debe aprender a comportarse según lo que se considera normal para su sexo y edad, ya que de lo contrario podría ser estigmatizado; y esta serie de expectativas y obligaciones a las que se ve ceñido un individuo, no son menos reales que sus órganos sexuales.”
Fuente:
CRUZ ATIENZA, Alejandro (2007), Mentira y confianza: una mirada desde la dramaturgia de Erving Goffman, México, Ed. CopIt ArXives.
Disponible en internet: http://scifunam.fisica.unam.mx/mir/copit/CD0001ES/CD0001ES.pdf